miércoles, 7 de marzo de 2012

El complementario


Era más feliz que cualquier otra chica, se atrevería a decir que lo era más que cualquier persona en este mundo. Él era su complementario.
Eran muy, muy diferentes y discutían bastante a decir verdad. Él era el típico chico que se había criado con unos valores bastante conservadores, entre una familia tradicional y adinerada, y había crecido con todo lo que había querido… en cambio ella, ella era una total revolucionaria. Venía de una familia liberal y había crecido fundamentalmente con cariño y poco dinero.Iba por la vida con sus cigarrillos de Camel y sus canciones de Crema. Le gustaba mucho la política, y le encantaría poder dedicarse a ello. Sin duda era una chica de izquierdas, republicana de corazón e ideas claras. Convencía a la gente con lo que pensaba, pero él… él era su antítesis. Nadie sería capaz de persuadirle de algo diferente, vivía en las fronteras de un mundo perfecto, que su familia había creado especialmente para él. Pero en el límite de esas fronteras, sus caminos decidieron juntarse. Y no sabían lo bien que lo habían echo. Pese a sus problemas, estaban los grandes lazos que les unían. Se amaban locamente.
Él la quería tanto, era su ilusión, lo primero que pensaba al despertarse, su beso de las tardes y la alegría de su vida. Para ella, él era el sol que se había llevado todas las nubes, y ahora sólo había calma. Encontró lo que buscaba, el elixir de la eterna dicha, de la plena felicidad. Ahí, entre desechos, él la encontró, con el pintalabios mal puesto, lágrimas en la cara y las medias rotas. Él la salvó, en todos los sentidos y ahora, volvía a ser totalmente ella, supo por fin lo que era un gran amor, lo que era un beso verdadero. Sació su sed a base de eso, sólo amor, no se imaginaba otra vida si no era a su lado. Pero aún eran jóvenes, y los caminos que algún día les juntaron, tarde o más temprano se acabarían destruyendo, pero nadie sabía cuándo, por ahora, sólo disfrutaban, vivían su día a día, su mundo, compartían sus ilusiones, aunque ellos pensaban que el destino siempre estaría presente.Ya no podían nada más, lo tenían todo.
                     el uno al otro

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