El amor y el "pero"

Olía totalmente a él, mis labios estaban sellados por los suyos. Mi olor habitual a piruleta se transformó en Axel, y mis playeros en mocasines. Todos decían que era una chica totalmente nueva. Él me cambió, en todos los sentidos, y sin duda también me salvó de la sombra en la que poco a poco me estaba convirtiendo. Todo fue a mejor. Era una adolescente libre y estaba contigo, la persona a la que más he querido.

Nada en este mundo tenía comparación a dormir contigo y que tus abrazos fueran el mayor calor... Y que lo último que escuchara fuera un te quiero entonado dulcemente, no, sin duda, no tenía precio. Fui tan feliz, tú sí que me hiciste feliz. Vivimos esa clase de relación que las personas jóvenes no suelen comprender. Fue mágico y sobre acogedor. Yo te iba a buscar a casa y hacíamos el amor locamente hasta que tu alarma sonara y después… Reíamos aventuradamente. Tomábamos helados los fríos días de invierno y caminábamos sin rumbo fijo observando que quizá fuera así siempre. Nos complementábamos, tus manos heladas se juntaban a las mías que imitaban al fuego y tus besos dulces a veces los mataba yo mordiendo tu labio inferior. Y así pasaron los meses, queriéndonos inhumanamente… Hasta que, hubo un pero.