martes, 8 de mayo de 2012

Inundación de recuerdos



Habían pasado dos fríos lustros desde la última vez que mis zapatos habían tocado ese lugar. No sé por que no había vuelto, supongo que un día el miedo me hizo una visita y nunca luché contra él, pero sobrevivía y con eso me llegaba. Me conformaba con los más mínimos detalles, aunque me costara sonreír. Decidí volver a la ciudad donde nací, donde descubrí el amor, donde le conocí cuando aún era una niña que creía en promesas absurdas.
El olor de sus calles me recordó a esa juventud tan frágil que viví, entre cigarrillos a escondidas, canciones melancólicas y risas con esa gente que me dio la vida que otros me quitaron. Pasé por delante de aquel edificio, prácticamente ya en ruinas y con aspecto anciano, que quizá lo único que deseaba ya, era morir. Sorprendentemente me acordé de la entrada por donde él y yo nos colamos tantas y tantas veces. El olor que se percibía en esos despojos rozaba la peste, pero aun así continué mi aventura de recuerdos.
Finalmente lo vi, quedé inundada en un mar de duras memorias. Estaba encerrada en un pozo, entre piedras  talladas por recuerdos que mataban mi destruida alma… Y es que la vida había sido mala conmigo, no me había sabido dar lo que yo deseaba, que no era tanto. Vi la habitación, la pared donde nuestras iniciales estaban fijadas por el fuego. Pensábamos que al haberlo echo con eso, con el mayor de los calores, nuestro amor jamás lograría ser destruido o quemado. De aquella, no era tan difícil soñar. Toqué todos los muros de lo que algún día hubiera sido nuestro hogar. Sólo teníamos diecisiete años cuando decidimos emprendernos en  las hazañas del amor y soñar a que estaríamos siempre juntos. Llevaba nueve años sin entrar en ese piso pero nada había cambiado. Él y yo dejamos nuestro rastro ahí y por muchas décadas que volaran siempre lo recordaría. Al estar ahí dentro comprendí al fin que lo había amado de verdad, que nuestra relación había sido corta pero con millones de recuerdos. Salí con el corazón en un puño y los ojos lluviosos. Quizá siempre sería así, quizá siempre le querría.
Nada había cambiado dentro de mí, tampoco en esa ciudad, nuestro recuerdo  seguía caminando por sus avenidas. 

8 comentarios:

  1. Ya sabes lo que pienso, una vez más me has hecho estremecer con tus palabras, sigue así cariño, no olvides avisarme porque no pienso dejar de leer tu blog:) Cada día me sorprendes más
    un beso guapísima! Desde cotidianos♥

    ResponderEliminar
  2. QUÉ PRECIOSIDAD, como siempre, sin palabras.

    ResponderEliminar
  3. me has dejado sin palabras, literalmente( siento repetir la msima expresion que la otra chica, pero es que es verdad jaja) vaya! lo escribes tu noe? es increible, me he metido de lleno en la escena y casi podia sentir lo mismo que la protagonista...en resumen un relato precioso, espero leer mas como este, asi que me quedo por aqui siguiendote guapa:) un beso desde
    www.sindromedelacrudarealidad.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias a todas :) Sí, lo he escrito yo en su totalidad. Me alegro de que os halla gustado. Besos a todas!

      Eliminar
  4. ¡Que bonita entrada! Me encanta como escribes, en serio... ai, es que por un momento me he metido de tal forma en el papel, que parecía que todo lo que describias lo había vivido yo misma. Enhorabuena por el blog de verdad. Te dejo el mio por si quieres pasarte vale? Gracias por dedicarnos esta entrada. Besos desde: http://atadaatimesientolibre.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar
  5. Me ENCANTA TU BLOG !!
    Te sigo !!
    Espero que me sigas besos (L)
    http://porelhuecodeunalfiler23.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar
  6. Te sigoo! Avisame cuando subass aldo maas

    ResponderEliminar
  7. Buah, increíble, como siempre escribes de forma exquisita, no sé qué otra palabra utilizar para definir lo que siento cuando te leo. Espero con ganas la próxima <3

    ResponderEliminar