Me
encantaba observar su sonrisa en invierno. Brillaba más que los copos que
caían. Y es que en invierno, todo era frío y refugios donde buscar el calor…
Pero yo tenía el mejor de todos, te tenía a ti. Tú me obsequiabas
constantemente con tus besos, que me daban el calor que el abrigo no conseguía.
Sí, en invierno todo eran manos congeladas que, siempre se encariñaban unas de las otras, cafés en el resguardo del mejor bar de
la ciudad y abrazos que esquivaban los copos de nieve sobre nuestro pelo oscuro. Siempre conseguíamos ponerle remedio a cualquier mal que nos pudiera
perseguir. Teníamos a un gran aliado a favor nuestro, que se quedó cuidándonos
hasta bien entrada la primavera pero, supongo, que se asustó de tanto
calor.
Mi niña... Escribes que traspasas el alma!! Besazos corazón.
ResponderEliminarMe encanto como escribiste! Es hermoso.
ResponderEliminarun beso.