domingo, 28 de octubre de 2012

Marta se llamaba


Tenía el cabello ondulado, sus tirabuzones caían sobre su cuerpo. Algunos se posaban sobre sus hombros y otros en cambio jugaban hasta llegar a sus pechos. Sus ojos eran del color de la miel, y dejaban ver en ellos la vida que a ella tanto le gustaba. Era tan aguda, lista, viva... parecía matarse por conseguir respirar un poco más.
Después estaba su risa. Su alegría se te pegaba como el calor de una mañana de julio. No había detalle en esa chica que destacase más que su jolgorio. Se reía y conseguía que todos los de su alrededor fueran felices con ella. Tenía una hermana, se parecían tanto que decían de ser gemelas. Pero no hacía falta nadie para jurarlo, tenían esa sonrisa inconfundible. No importaba la forma de la cara, ni el pelo o esos ojos exactamente copiados uno de la otra. Estaba por encima de todo sus inconfundibles y perfectas sonrisas.
Tengo en mi mente, el recuerdo de esa chica de largos bucles. Sentaba entre molestas piedras de un sitio que jamás ha vuelto a pisar, en un playa que no ha vuelto a oler. Me acuerdo del último beso bajo lágrimas en un lugar bullido por pasos ajetreados de gente.
Ella aún tiene un escrito mío. Yo su risa metida en mis recuerdos.
Marta, decía que se llamaba.
Espero que sepas que te lo he escrito a ti, a tu gemela y a vuestras enormes sonrisas.

4 comentarios:

  1. Un texto precioso y tu blog me encanta asi que me quedo tienes una nueva seguidora.
    Te dejo mi blog por si te apetece pasarte
    http://simplementenomedespiertes.blogspot.com.es/

    Un ¡¡besazo!!

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  2. Que lindo León! Y que lindo este blog! Me encantó...

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  3. Oh!!! q bonito de verdad ^^, Esta frase me encanta: Ella aún tiene un escrito mío. Yo su risa metida en mis recuerdos.

    Realmente buena la entrada muy buena ^^
    Bss

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  4. Wow me dejaste con la piel chinita, es que me pasa algo parecido y seguido le escribo cosas como tu entrada.

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