Lo indestructible

Todos los meses durante algún tiempo, compartí esa fecha con él. Esperábamos el día impacientes, con ansia e ilusión, sabíamos que todo esa tarde sería compartida, entre besos, caricias y promesas que yo me creía. Nos veíamos muchas otras veces, pero sin duda ese era el más especial de todos.
Aún tengo en mis labios el aroma de los tuyos, como si de mi mejor medicina se tratase... como el recuerdo de tu respiración inquieta al igual que tu risa cuando me tenías a pocos centímetros, y, así es, los recuerdos no se pueden quemar.... Al menos estos no arderían ni con la mejor de las gasolinas. Siempre estarán guardados en algo indestructible, el alma, aunque quizá esta lo pueda hacer con palabras.
Ahora conozco donde muere el infinito, pereció el día en el que lo nuestro marchitó. Se llevó muchas cosas... quizá hasta esa sonrisa que te gustaba tanto.