Pero yo nunca te vi llorar

Eras frío y  en ocasiones algo manipulador. A ratos, jugabas conmigo como si yo fuese una marioneta, y te pensabas que estaba tan muerta como tú. Otras veces te divertías con mis sentimientos, los echabas a la cama y los envolvías con aquellas sábanas blancas. Y así permanecían entre tinieblas, al igual que todo lo que teníamos. Me dijeron que tu corazón sangraba, pero yo nunca te vi llorar.
Hubo cosas que nunca nos dijimos... Hubo sonrisas que quisimos ocultar y palabras bonitas que quedaron a medio coser. Quizá nunca tuvimos la valentía suficiente para admitir que en realidad había más que cama, sexo y gritos, aunque a veces quiero creer que simplemente fue la libertad, que no quiso concedernos la vida que tanto ansiábamos y por ello vivimos en la más apagada falsedad.
Cuando ya fuimos mayores, nuestras arrugas, probablemente eran todas aquellas heridas de las que no pudimos hablar, y los ojos caídos e iluminados, las lágrimas que no pudieron salir a correr.
Fue una aventura larga, apasionada... que mi corazón jamás podrá olvidar. Se que nunca olvidaré ni el último beso, ni el antepenúltimo roce de nuestros cuerpos.
Nunca admití quererte, quizá fuese un error aunque quizá lo fue haberme permitido amarte.