sábado, 20 de agosto de 2011

El destino, tiene su propia historia de amor...



El destino, cruel para algunos e incierto para otros. Capaz de construir guerras y saber ponerles paz. Cómplice secreto de nuestro camino. Experto en escribir las mejores historias de amor jamás escuchadas. Manipulador de nuestras vidas, único misterio.

Ellos se conocían desde hacía varios años, eran grandes amigos, salían con la misma gente, se divertían, emborrachaban y fumaban juntos e incluso compartían enseñanza. Se atraían excesivamente, pero a ambos les interesaba esa sensación. Con el paso de los años compartían una parte de sus vidas, no obstante, todavía eran jóvenes. Ella estaba centrada en su gran pasión, la literatura, vivía entre papeles, plumas e ideas que esfumaban tan rápido como el calor de un café. Él, no tenía una gran inspiración, salvo la que ella le daba. En sus ratos libres se escapaba a un mundo más real, alejado de las ideas extravagantes e idealizadas de su novia, jugaba al fútbol. Un día un buen entrenador lo observó toda la tarde y determinó charlar un rato con el joven. Una vez cumplido su deseo, el muchacho se vio sumergido en una sociedad muy distinta a la de un tiempo atrás. Viajaba constantemente y pocas veces descansaba en casa. La idea le agonizaba, pero la percepción del futuro que le esperaba llamaba continuamente su interés. Su relación se enfrió y Él partió a vivir a Inglaterra.
Los años no se detuvieron en sus vidas, y ambos mantenieron sus actividades.    
La chica llegó a cumplir su gran sueño de escritora, publicó grandes libros que cambiaron la mentalidad de algunos y la sensibilidad de otros, estaba orgullosa de lo que hacía, era buena con la pluma, ella misma lo sabía. Pudo cambiar el sentido de la literatura, y lo hizo.
El chico, continuaba con su carrera de futbolista, con grandes sumas de dinero, pero extrañando al que había sido el amor de su vida., nada estaba completo, comprendió que el dinero que había llamado a su puerta jamás iba a sustituir lo que un día le quitó. Un día uno de los libros, llegó a su poder, leyó hasta el crepúsculo la historia, la suya, ella había escrito para él.
Pensó en coger el primer vuelvo, con rumbo Madrid y preparar un buen discurso para no volverse a separarse jamás de ella. Pero no lo hizo, decidió que si estaba asignado a ella, el destino les juntaría.
Ella viajó hasta Estados Unidos, paseando por el grandioso Central Park, alguien leía una de sus obras, le sorprendió y continuó mirando. Era él, habían coincidido en una ciudad de 20 millones de habitantes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario